Desengáñate, amor mío, esto no es el universo: vivimos en un polígono estrellado. Es el sino de estas calles. ¿Te acuerdas de cuando en Sociales nos explicaron los polígonos? Fue dentro de la economía planificada, porque antes de que cayera el muro todo se debía a un plan explícito. Eran años de plan duro. Pero tú y yo ya no planificamos, hoy los planes son sólo para conspiradores. El nuevo hombre libre es como Alfredo Landa en fin de semana: no tiene plan. ¿De qué nos ha servido calcular tanto el área del polígono? No hay nada que averiguar porque todo está roto. El desierto avanza por los túneles del metro y las esfinges son el busto de un yonqui cabeceando, sentado ahí solano, el hombro, la cabeza contra la barra, las comisuras de los labios rezumando el guano blanco de lo que se ha metido. El aire caliente del perímetro, los dedos dentro del diccionario señalando una palabra. Busca el apotema. ¿Qué es el apotema? La respuesta está en John Lennon (fue Dylan quien lo dijo cuando se conocieron). Entre Lennon y Dylan, tus discos y los míos latiendo como un corazón dorado (el otoño en Central Park). Sí, nuestros discos juntos en el armario de la galería (la quinta) son nuestro libro de los profetas. Sí, esa es la respuesta. Qué ingenuidad buscar el número de lados si no hay otro que el lado salvaje. Eso también lo aprendimos en Sociales (cuando legalizaron el Partido Socialista pensé que tenía que ver con la asignatura). Cariño, ¿nos hacemos socialistas ahora que ya no vale la pena? Han convertido la democracia en un cuento de Jorge Bucay. Demasiadas victorias blandas, demasiado aire acondicionado (¿es que en Naturales no les explicaron que el aire no admite condiciones? Sobre el aire está todo compendiado entre Anaxímenes y Pedro Marín). Qué emoción cambiar de curso cada septiembre. La intriga de lo que se va a aprender. Un día pasamos de las matemáticas de conjuntos a las matemáticas poligoneras y una bandada de cuervos aleteó sobre las tejas de la escuela. Cuánta superstición en el parque. El mito del porro que lleva a la aguja, pero llevaban antes las agujas del tocata. En los discos dice que hay una respuesta para todo. Escucha a Dylan y escucha Mind Games de Lennon, y verás que ahí lo pone. Cada generación encuentra su propia respuesta. La nuestra tiene ya más polvo que la gorra de Pablo Iglesias. Si te fijas, Rubalcaba es Pablo Iglesias consumido. Fin de ciclo. Ay, amor mío, ¿viste al Sugar Man andando por la nieve como un bigfoot? Ninguna otra imagen ha mostrado mejor lo que somos: gente del desierto criada entre camellos y espejismos. Sí, la respuesta es un sonido extraño como el que hace una guitarra al enchufarla al ampli. Una cuerda que suena de pronto. Sí, esa es la respuesta. Hay millones de ojos viendo al Sugar Man con zapatos pesados en la nieve. Mola, ¿verdad, cariño?, cuando de repente nos miramos a la vez en el cine. Los polígonos son ellos. Para hacer un polígono se necesitan más de dos lados. Con nosotros que no cuenten. Tú y yo somos otra cosa. Sí, esa es la respuesta.