¡De modo que la persona que buscas no es esta!
Ahora tendrás que rastrear la ciudad en busca de información, sobornar a unos cuantos policías, pasearte por los bares, inspeccionar el puerto, en fin; te espera un proceso trabajoso y difícil y más teniendo en cuenta que la población de esta ciudad crece a marchas forzadas, por momentos desbordando todas las previsiones de una manera escandalosa. Por supuesto, en los tiempos anteriores a la informática ya podrías haberte ido olvidando de dar con él, pero incluso ahora, con todos los adelantos modernos, yo de ti no tendría demasiadas esperanzas y me prepararía para caminar como probablemente no lo hayas hecho nunca. ¿A que esperas? ¡Échate a la calle! ¡Busca!
Para empezar, debes conocer a ese hombre mejor que a ti mismo: ¿quién es él en realidad? ¿Se trata de un buen hombre o es un cualquiera? Más te vale que se trate de lo primero. ¿Se trata de un genio o tan sólo de un idiota que ha tenido la suerte de estar en el lugar apropiado en el momento correcto? Cualquier opción es válida, pero si quieres un consejo, yo te diría que te olvidaras de cumplir con tus objetivos, no seas tan estricto; a nadie le importará que, en lugar de ese hombre, nos traigas a cualquier otro. Un idiota puede ser tan valioso como un genio, todo depende de las preguntas que hagas. Yo te pido que olvides tus fantasías, tus niñerías y que no pienses en un individuo concreto, piensa en alguien a quien no conoces. En alguien cuyo nombre ignoras. Muy posiblemente puedas encontrar a alguien así cuando entres en un bar y pidas una cerveza y esa mirada se interese por ti y tú le correspondas con otra mirada y el dueño del bar, agachado con los ojos a la altura de la barra, buscando la cerveza, os mire a los dos y piense que no le gusta nada este extraño jueguecito sucio de miradas entre clientes de un mismo sexo.