Me repugna cuando yendo por la calle me asalta alguien con algún tipo de comida y me dice: “¿Quiere una DEGUSTACIÓN gratis?”.
Menudo concepto más humillante.
La palabra DEGUSTACIÓN que tiene algo como de proceso gástrico, de regurgitación inesperada e impuesta, el equivalente a tirarme comida como si fuera un gorrino; una sociedad echada a perder que ARROJA muestras de comida a la gente que pasea sin más, con toda la violencia que llevan los que trabajan EN EL TURBIO BISNES DE LA DEGUSTACIÓN.
Sería más honesto que me pararan y me dijeran:
“Mira, yo te odio, tú me das asco. Esto es horrible para ambos. Pero, ¿existe alguna posibilidad de meterte esta DEGUSTACIÓN asquerosa y medio desecha por la bocaza, cabe algo más en tu cuerpo de gorrino corrupto al que Al Qaeda debería asesinar hoy mismo? ¿HAS PENSADO EN TU MUERTE ÚLTIMAMENTE?”.