¡Qué bello es ver al pueblo unido en una causa común, aunque sea en la causa de matar al otro! Algunas voces se quejan de que la unidad no es tal, pues la guerra nos ha dividido. Y yo les digo que se equivocan. La guerra nos ha hecho mucho bien. Muchísimo. Antes de que la guerra llegara había tantas divisiones como individuos; hoy ya sólo existe la posibilidad de pertenecer a dos bandos: ellos y nosotros. ¿Y qué son dos bandos en el mundo actual? Poca cosa. Recuerdo cuando en cada bando había más de mil orientaciones diferentes completamente irreconciliables entre sí, y no había consenso ni sobre quién era el enemigo que estábamos combatiendo, con las consecuencias nefastas que todos conocemos. Hoy en día, gracias al rencor acumulado, hemos avanzado mucho y lo que sí sabemos es que nos odiamos y que es ese odio el que nos mantiene unidos, sin importarnos demasiado si enfrente tenemos o no un enemigo, porque eso es lo de menos.