Se va Mourinho y vuelve Aznar, este país no sabe vivir sin hijos de puta. La mayoría no salen por la tele, pero también ahí se les necesita, el espectáculo debe continuar… ¡Bombas, bombas! ¡Bombas! ¿Qué pasa…? Antes, cuando ha sonado el teléfono, no me ha dado tiempo a cogerlo. ¿Quién eres? No reconozco el número. ¡Ah, vale! Pero todavía no me habéis mandado las fotos, la biblia, ni nada. Así no me voy a poner a escribir. Perdona, mira, me entra otra llamada. Un momento… ¿Sí? No, no, el veintiséis. Eso, sí, el veintiséis. Segundo segunda. Aquí estaré… Oye. Sí. Perdona. Lo que te decía, que así no puedo escribir. Necesito la biblia y el 3D, los personajes, todo un poco. Mira que junio se nos echa encima. Vale, a ver si es verdad. Buenos días… Lo de ese supermercado es muy raro. A veces, a las nueve ya está abierto y otros días pasas a las diez y aún tiene la persiana echada. Un día chapa a mediodía y otro no. Eso a mí me quita confianza, da la impresión de que si alguna vez pillas algo en mal estado o surge una urgencia no estarán ahí para remediarlo. ¿Entiendes lo que te quiero decir? Los horarios se han hecho para eso, para que sepas que puedes contar con ellos cuando los necesites, y así no hay manera. La carnicera está buena que te cagas y ahora lleva una batita corta que ni te cuento. Ayer sí abrieron a mediodía y estaba de cajera. Se le veía casi la braga y me regaló un caldo que caduca mañana. De verduras, sí, de verduras. No me gusta el caldo verde, si te lo quieres llevar es tuyo. Pero la chavala esa no sabe cortar la carne. Casi nadie sabe ya cómo se corta. El embutido te lo hacen grueso, el pollo con el hueso astillado —que te puedes morir—, la pechuga mal partida, la costilla de cerdo que sólo es hueso. Una mierda. Y encima te estafan. Pides el pollo entero y te lo dan sin mollejas, hígado ni nada, lo mismo que el conejo. Si digo entero es que lo quiero entero, ¿no? Y en el pescado ya ni me meto, que me pongo malo. ¿Qué es eso de tener los mejillones abriéndose y cerrándose, la pescadilla boqueando, el cangrejo gateando? Pero, ¿qué pasa? ¿Estamos en África o dónde coño estamos? Luego te comes un huevo o un filete y te llaman asesino. ¿Sabes? El mundo lo han hecho al revés. Fíjate en la infanta, no se entera de lo que gana su marido. ¡Y trabaja en La Caixa! Pero, ¿cómo puedes trabajar en un banco si no sabes lo que entra y sale de tu casa? ¡Y con cuatro hijos! ¡Lo que se habrá visto en esa casa! Que una casa así de grande también es un problema, por muchos criados que tengas. Que tampoco es para fiarse mucho, y menos ahora, que las televisiones te deben pedir que escarbes hasta en la basura, a ver lo que encuentras. Claro que esos deben de tener incinerador en la cocina y trituradores en todos los despachos. Pero es lo que digo, teniendo cuatro niños, eso también es un peligro. Meten el dedo, ¿y qué? ¿Cómo lo explicas? Pues deja ya lo del banco y cuídate un poco de ellos, coño. Y también lo digo por él, eh. Tanto viaje, tantos negocios, tantas hostias. Si la has metido cuatro veces, preocúpate un poco de ellos, que de hambre no os vais a morir. ¿No tenéis la paga del Estado? Pues ocúpate de que crezcan bien los críos, que el mayor ya está en una edad que pocas bromas… Tía, estoy del contestador hasta la polla. O pasas esta tarde a recoger tus cosas o tiro la maleta al contenedor. ¿Vale? Seis putos meses acribillándome a whatsapps y preguntando dónde estoy, ¿y ahora no contestas? ¿Qué pasa? ¿Te estas tomando una copita con un cliente para hacer crecer la empresa? Pues antes de llegar más lejos, aprende a follar, que hasta las de dieciocho se mueven mejor que tú… ¿Puedes hablar? Ya me han llegado los archivos, pero el 3D es de otra cosa. No sé. Sale una planta, un conejo, yo qué sé. No es lo nuestro. ¿Qué? Si lo mandan ahora, mejor, voy a estar toda la tarde currando en casa. Gracias. Oye, sólo una cosa, ¿la liga termina esta semana o la que viene?