Dos semanas desde Todos los Santos, y la propaganda desatendiendo los grandes temas. Incluso han sido capaces de abandonar en el limbo a los Niños Desaparecidos de Córdoba. Por un momento me temí que fueran a dejar de dar el parte diario de Mourinho y las alarmas meteorológicas. Bueno, la verdad es que para esto la cosa tenía que ser, no sé, la desaparición en condiciones muy truculentas de un famoso de Sálvame, o quizá ya un magnicidio colectivo con famosos de Sálvame implicados, pero todo en esa línea.
“Las macrofiestas afectan a la estructura familiar”, “Es que sólo piensan en el botellón”, “Los padres son responsables porque no saben lo que hacen sus hijos“… Estas frases vienen encabezando los especiales informativos de la tele autonómica desde el mismo día del suceso de Madrid Arena. Hasta el fiscal general del estado se ha descolgado con unas muy lastimeras declaraciones sobre la problemática social que generan estos saraos, y el Foro de la Familia ya ha salido a denunciar no sé qué. Hasta parecía que Manos Limpias iba a salir pidiendo la cabeza del DJ Chino. Total, que aquí la culpa la tenían los chavales, y los padres, que las visten como putas. Nada más saberse la noticia, los programas se han empleado a fondo, sacando como siempre lo peor/mejor de sí mismos para extraer datos morbosos, declaraciones malsanas y teorías rocambolescas…
Después de la carnaza rosinegra, un desfile de expertos y famosos por alguna cosilla están declarando sus opiniones, sentimientos y cualquier otra ocurrencia para rellenar el espacio y cobrar la minuta por estar ahí, en la colaboración en el interesante espacio de la mesa heterogay de T5, la biónica de la 1, la alarmada de A3, la pelo-pantene de Cuatro o la buenrollo de la Sexta. Incluidas Intereconomía y similares. Es lo mismo. Aunque de todas, la de Telemadrid es la que provoca mayores arcadas.
Ya sabemos que esta desgracia se produjo en una instalación propiedad del Excmo. Ayto., una más de las realizadas con vistas a las Imaginarias, pero muy Rentables Olimpiadas de Madrid, y que los permisos no estaban en orden, se superó el aforo ampliamente, las medidas de seguridad brillaban por su ausencia, y así esta hermosa lista de “irregularidades” a punto estuvo de convertirse en una masacre supertecno. Lo que no dicen es que esto suele pasar cada dos por tres. Que por pillar la pasta apenas se repara en estos detalles, y no sucede más por cuestiones de azar. Seguro que no es la primera vez que el lector, sea en una fiesta de este estilo o un concierto heavy, se ha visto en la situación de apenas poder poner los pies en el suelo, ora mirando al escenario, ora a su espalda, por si de repente se te caen encima cien personas.
En el caso Arena se han dado varias circunstancias que lo han vuelto más tenebroso si eso es posible. Por estar pringado el Ayuntamiento (yo siempre he apostado muy fuerte por Villanueva) y con él una serie de tipos (los de las empresas organizadoras, los de las empresas de seguridad) dignos de una trama ellroyana. Y sobre todo, por haber dejado en evidencia a la Alcaldesa, sin posibilidad de poder tamizar sus modos y maneras en manos de ese eficaz ejército de asesores y guardia de corps que tiene. Es lo malo de doña Ana. Cuando ella tiene que actuar por libre, responder a las demandas, sobre todo si son de carácter grave, siempre nos parece muy poco simpática, como si considerara que ella no está para discutir con las personas las cosas que pasan y las decisiones que toma. Que para eso están, qué sé yo, los lacayos y los camareros. Que ella si tiene que hablar con alguien, habla directamente con la Virgen y otros dioses.
Pero lo mejor, lo mejor de todo, está siendo sido el bochornoso espectáculo de los responsables de nuestro gobierno local. A los que a punto estuvieron de descorchar botellas de sidra cuando Esperanza Aguirre anunció que se iba, ya les avisé que, vamos, ni hablar del peluquín. Se le congeló la sonrisa a medio Madrid cuando la vieron entrar en su puesto de trabajo en la empresa pública (ella, el bastión de la iniciativa privada). Y ahora, como elefante en la cacharrería de la ambición, apoyando la medida de nuestro presidente González, ésta de hacernos pagar (¿dos, tres veces más?) por los medicamentos, contestando así al presidente de la Moncloa, sin perder la sonrisa llena de dientes. Nos la imaginamos susurrándole al presidente de la comunidad que vaya y diga en la rueda de prensa que la alcaldesa no se entera de nada, que sólo le ha faltado decir que lo mejor que podría hacer es quedarse en casa y dedicarse a las cosas de mari que le correspondan, que ya ella se queda al cargo de todo esto.
Mientras, en la ciudad, una mayoría incomprensible apoya desde lo que parece una eternidad a este grupo de senadores romanos en perpetua orgía de luchas y traiciones. Pero se da la paradoja de que NADIE ha votado a las dos personas que detentan el poder. Y los grupos que supuestamente están en la oposición se acomodan en sus tumbonas, en un don Tancredo perpetuo por sus privilegios, y hacen como que miran para otro lado cuando alguien les interpela.
Aquí todos miran para otro lado.
Tú también.