Tu uniforme es lila. Tu instrumento de trabajo se parece a un lector de tarjetas de crédito, pero aquí no hay dineros a lo grande. Los mindundis namás manejamos chatarrilla.
¿Me permite el billete?, dices. Lo repites una y otra vez y vamos aflojando la tarjeta por turno riguroso. El sample a 11.100 hercios que interpreta tu cajita de música es gloria para nuestros oídos. Cada vez que suena, uno de nosotros sale indemne.
De vez en cuando pillas cacho y alguien llora. Una pobre sudaquilla que se ha hecho la lista. No te tiembla la voz cuando aplicas la multa. Hablas como los rostros que protagonizan los youtubes de Libertad Digital. Secretamente sueñas con hincarle la picha a la sudaquilla.
Como no te dejan, te limitas a ponerle la multa.
Sabemos que eres padre de familia, pero hay casos documentados de padres de familia que han comido carne humana. Y esto no es sino otra variedad de canibalismo.
Sabemos que estamos todos en el mismo barco, pero a algunos os ha faltado tiempo para lamer la cubierta y poner el culo en pompa. Un día alguien te va a meter el brazo en el ojo hasta el codo, y luego extenderá la mano dentro de tu puta calavera hasta tocar hueso.
Me gustaría ser yo ese alguien, pero me pasa como a ti. No me dejan.
Tú ve repitiendo la pregunta. Tú ve dándole a la maquinita, que un día me dejaran. Ese día voy a validaros a todos.