El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

El mismo traje y el mismo desenlace

Ainhoa Rebolledo Una para las dos— 16-02-2015

Los ganadores dan asco. Siempre sonríen y huelen tan bien que resultan apestosos como una pareja de enamorados. Un ejemplo, al azar, Francisco Camps, ¡te elijo a ti! Febrero de 2012 fue un buen mes para el expresident: no cogió frío en ningún momento porque un tribunal se lavó las manos sentenciando que se había caído dentro de unos trajes y además se lo pasó bastante bien cuando apenas un par de semanas después otro tipo de tribunal se limpió las orejas para escucharle defender su tesis en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Camps, como cualquier españolito doctorado, recibió un sobresaliente cum laude. No sé para qué sirve la tesis doctoral de Camps si está blindada de forma que ningún investigador, estudiante, profesor o alienígena puede consultarla. Digamos que su tesis es una larga carta muy buena dirigida al sistema electoral español que no debe ser leída por nadie. Hay otro valenciano que me cae mucho mejor, un tal Luis. Él también guarda un documento inédito en una caja acorazada pero en este caso está en la Caja de las Letras de la sede del Instituto Cervantes. Este Luis no sólo se apellida García sino también Berlanga y en 2007 pidió que no abriéramos ese sobre hasta que se cumpliera el centenario de su nacimiento. Esperar hasta el 2021 no es nada, yo estaré por ahí rondando la calle Alcalá. No sé cuándo querrá el Dr. Camps que leamos su tesis, no sé si estaremos pendientes. Abril de 2007 fue un mes importante en la biografía de Kurt Vonnegut, otro hombre que presentó su tesis doctoral. A diferencia del Camps, Vonnegut suspendió. Aquí el que vale, vale y el que no, a la autoedición. Todo bien. En su tesis, Vonnegut resumió en apenas diez dibujitos los grandes argumentos de ficción dando a entender que todas las historias eran la misma repetida. Mi patrón favorito: chico conoce a chica, chico pierde a chica, chico recupera a chica. Como si todas las tramas y desenlaces se repitieran una y otra vez, no sé por qué uso el modo condicional si debemos permanecer siempre en alerta después de cualquier pequeño desastre. Una vigilancia limpia y positiva, por supuesto, recordando que lo que parece una desgracia puede ser en realidad una alegría inmensa y suave como el prepucio de un ángel, ¡siempre y cuando sepamos distinguir entre lo que queremos y lo que necesitamos!

Sólo puedo escribir cuando estoy enamorada o, en su defecto, entretenida. Vamos, que tengo que estar feliz: si siento un retortijón en el corazón no me sale nada o me salen párrafos innecesarios mal redactados como el de antes, concretamente hasta la línea en la que con la excusa de Kurt Vonnegut, consigo hablar un poco de cómo el chico conoce a la chica. Según Hemingway, el torero norteño, la estabilidad emocional es imprescindible para escribir bien: en una ocasión le comentó a George Plimpton en una entrevista que él sólo podía escribir bien cuando se sentía enamorado y luego añadió que preferiría no tener que explicar por qué.

Comparte este artículo:


Más articulos de Ainhoa Rebolledo