Solo le quedaban unos eurillos en el bolsillo cuando vio a la mujer siseando entre las sillas y mesas de la terraza donde se tomaba una cerveza, pero supo que se los gastaría en ella. Gastarse el dinero y gastarse por el dinero. Le tendió la mano, los dos de pie en mitad de la calle, delante de una librería de viejo de toda la vida, al lado del Ateneu barcelonés. Creía que a aquella hora de la noche no pasaba nadie por ahí, porque cada día llega un momento en que las calles se vacían, no se sabe bien cómo pero efectivamente no pasa nadie, hasta que pasa, que es cuando menos te lo esperas porque ya no esperas nada que te venga de afuera, salvo el martillazo letal.
Nos reencontramos de noche. Él con la mano tendida a una mujer que ronda por el barrio y se las sabe todas del saber ganarse la vida, de perderse en ella.Yo hice ver que no veía. Tengo tan adherida la pose de desidia por aparición súbita o ajetreo ajeno, que en lugar de delicadeza parece que todo me resbale, aunque el resultado es el mismo. Y es eficaz y brilla. Si yo me invisibilizo por ti es que me importas, si no me importas nada (estribillo) entra el elefante en la cacharrería y aúlla la loba con las tetas pintadas, mírame Rajoy, esperando la cárcel por no haber cerrado bien el círculo del pezón con el rotulador. Mi cuerpo es mío y esta pena que tiras sobre mí es tuya. Con dinero te la pago. Solo con dinero. Solo, es un número que pondrán después del cero.
Hice ver que no veía nada pero lo veía todo, si es que había mucho que ver. El amigo, con la mano bocarriba, imploraba a la gitana que le diera algo. Dame la luna y el sol, dame una respuesta, dame una ilusión. Y la gitana, ay, es que lo que tiene usted es muy grande, muchas cosas vividas, mucho mundo (llevaba un gadget con una leyenda mod y la bandera británica), muchas mujeres, muchos hombres y mucho lío.
¿Y el trabajo? Tire adelante este proyecto que tanto le ilusiona.
Joder, tía, vaya corte. Ya habíamos acabado, dijo el colega por el cual me había hecho aire ah ah ah, sacudiéndose de nada la americana. Mucha sensibilidad y mucho engrandecerse por entrar en unos zapatos de tacón, pero todavía hay tipos que se conducen como si les hubieras pillado subiéndose la bragueta, rompiendo el cristal, siglos, milenios después de habernos amado tanto.
Si no eran por mí tus estropicios de entonces qué narices me van a mover nada los de ahora.
De repente fuimos dos. La gitana se fue por donde había vendido, terraza arriba, terraza abajo. Si la independencia es que no vengan tantos turistas sin un chavo, yo también la quiero. Independencia ¿dónde estás?
Bendecidos en caló acabamos por caminar juntos y comer pipas bajo una gárgola. He dejado de fumar y siempre pico algo. El jabugo va muy bien para estos casos.
Y luego la confesión, el estupor por estos tiempos y migajas puntiagudas de vuelta atrás. Si no la pillas hoy la pillarás mañana. Yo era de los Brighton 64 y tú de Loquillo. Marchando otra tanda de reduccionismo ¿Qué música escuchas? El ruido de los folios de los curriculums que imprimo. Sí que lo siento. Sentir o notar.
Bajo la luna vieja de una Barcelona extinguida, ahogada bajo su propia almohada de qué guapa soy qué tipo tengo, vendiéndose al mejor postor, bien puta, fuimos otra vez pareja de dos corriendo entre sus ilusiones y las mías. Aún sabemos encendernos la mecha. Pues ya paga la pena haber escuchado tantos días la discografía entera de los Who.
Tirando líneas con una regla de madera descorchamos el mundo de su apatía, vimos los dientes del depredador, le contamos el grosor de las caries. Siempre fuimos muy sabios, muy enterados, muy locuaces y, juntos al charlar, conseguíamos un espacio donde todo era iluminado y decisivo de por qué no ponemos unos bafles para que nos escuche el mundo ahora de lo fácil que se entiende todo, gurús de la verdad es nuestra, follábamos como fieras afirmándola. Es lo que tiene una pareja, que dos se crecen y se crecen mucho. Para bien y para mal. Imagina qué sería si se pusiera a follar un hemiciclo entero, ebrio de verborrea. Es lo que hacen, por eso empuñan las armas. Al tonto ilusionado le ponen a tirar piedras. El amor loco siempre va por delante ¿Adónde lo pondrías tú? El amor es loco en sí mismo. Cuando pasa por la razón, cuando se estanca, nada más es un encuentro como este, o una estrategia. El amor no es demagógico, es nube, pero ellos quieren confundirnos. Por eso nunca será mod, no plancha rayas.
Las vespas y las harleys nos adelantaban por la izquierda y la derecha, Vía Laietana abajo, las íbamos oyendo, pero cuando se acabó la bolsa de semillas nos dimos las buenas noches, contentos de habernos reencontrado.
Al día siguiente, buenaventura dónde estás y aquella media sonrisa que se te queda después de haber puesto en pie el tiempo pasado que se convirtió en carcajada hilarante cuando al alzar la tapa del contenedor para ir a lanzar la bolsa de basura, recordé sus palabras. ¿A que no sabes por qué le pedí a la gitana que me leyera la mano? Estoy preparando una conferencia sobre las interacciones sociales, las supersticiones y los trabajos al viento en una sociedad arrasada por la debilidad del ser ante la prepotencia de un poder que… Y blablablá. Como la leyenda de Keith Moon pero sin drogas.