Qué injusto es ponerse a escribir en los días de lluvia. Nada de lo que pasa aquí adentro es mejor que mirar a la calle. Es más verdad que llueve que todo lo que pueda decirse. Los cristales son los perros de la lluvia, quiero decir, sus mejores amigos. Tienen otras cosas en común los perros y los cristales: de niños los apedreábamos a diario. Cariño, ¿sabes si los chavales siguen tirándose piedras? La evolución del individuo se resume en pasar de tirar piedras a tirar los tejos. Nada más parecido a la lluvia que los ejércitos. Los dos con su mogollón, su avanzar, sus caídos, el retumbar, los campos desolados. Los días de lluvia, en el colegio nos enseñaban Democracia; pero entonces se le llamaba Geometría. Afuera tronaba y dentro mirábamos la foto del Jefe de Estado. Un día me dijeron señalando a una embarazada que esa mujer se había quedado en estado y pensé que había sido cosa de Franco. Lo primero que aprendimos sobre democracia fue a usar la escuadra y el cartabón como pistolas. La maestra, que era más de Euclides y de la democracia de la era clásica, vio que nosotros ya teníamos otra manera de hacer, más actual, también más cinematográfica. Nosotros ya nos habíamos hecho de Jesse James y de la democracia moderna. Otra vez que nos enseñó los conjuntos comprendí que el producto cartesiano nos hablaba del amor cuando decía que si A pertenece a B, B también pertenece a A; pero esto no fue en clase de Democracia, esto era en Naturales. El día que tocó Igualdad, nos explicó la igualdad de los triángulos. Toda democracia se sustenta sobre el principio de la igualdad. Lo que nos dijo en aquella lección fue que para que se dé la igualdad son necesarias tres propiedades como en los cuentos de hadas. La reflexiva, la simétrica y la transitiva. “Acordaos, re–si–trans.” Nos trataban como a IBMs, por eso queremos ahora tanto a nuestros portátiles. Cada vez que hoy nombran la democracia, me digo resitrans y no lo veo claro. Las reflexiones han quedado para hacerse en los gimnasios con las abdominales. Al compañerismo, es decir al tú a tú, a lo simétrico, lo ha arrinconado una ola gigante de cobardía. Y lo transitivo…, pero ¿cuándo ha habido transición? Te lo digo con la mano en mi corazón vacío, encanto: está demostrado geométricamente que para que haya democracia hace falta un triángulo. Díselo a tu novio.