(Poema político-social)
¡Bebamos, pues, a la salud de la
imbecilidad del poder, que tanto poder nos
da sobre los imbéciles!— dijo el banquero.
Balzac
El burgués
Se siente culpable
Y la Mujer
Que es su producto,
“Sangre furiosa
E insomnio del paisaje”,
Se nos escabulle…
El campesino también
Pero de otra manera
Peca contra lo Originario:
¡Qué muerta está la Tierra que se labra!
Al proletariado le piensan
Que el progreso recorta
Sus hilos de marioneta.
¡Es preciso que tiemblen las muchedumbres
Y que los cocodrilos eclipsen a los reyes!
Tiempo aún de máquinas traumáticas
Y de comisarios(s)
Que arderán como cera
Cuando los soles fluctúen
En la melaza oscura.
¡Es preciso que el fuego manche
Con su vestido de belleza
Las auroras!
Sonámbula y perversa
Me susurras
Como una esfinge en sombra:
¿Qué hacer pues con los Hegemones?
Ya no saben
Ni pueden crear
—Respondo—
Viran acuáticos
En la noche interminable
Con el ritmo cómplice
Y galopante
De las ruletas…
¡Es preciso que el viento de mil caminos muertos
Quiebre la espalda de la Luna!