El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Marta Cadenas ultima el plan

Perico Baranda Cartas Crueles— 28-05-2013

Pamplona, 17 de diciembre de 2003

Querida Mercedes:

A la vista está: dos que vienen, dos que van. ¿Qué es? Te escribo en clave para evitar filtraciones. Se me ha ocurrido que, además de evitar el teléfono y servirnos exclusivamente del correo ordinario y del encuentro casual en las cafeterías, no estaría de más utilizar un código secreto para que nadie pueda comprender el sentido de nuestras palabras. También podemos jugar con el lenguaje, como hacen los poetas, y expresarnos con metáforas y metonimias que digan más de lo que se dice, o digan lo contrario de lo que se aparenta decir, de manera que el lector avisado (y sólo él) pueda leer entre líneas. Total, que si no eres listo, ¡vas listo con la poesía! ¡O con la escritura, en general! Porque no todo lector es un lince, pero también hay mucho poeta lerdo. O si lo prefieres, cretino, que tengo delante el diccionario de sinónimos.

Cuando un poeta (o un escritor en general) es lerdo, se deja entrampar por las palabras y no avanza más allá de los recursos de estilo. Y te aseguro que en el asunto de las figuras y tropos está todo probado. Por ejemplo: “Es orador, pero va para arador”, paranomasia. “Tiene la bonita virtud de cagarla”, asteísmo inverso. “Sin ti, ni pan ni cebolla”, negativismo expreso. ¡Con lo fácil que resulta escribir en prosa clara y directa! “Atracaremos el banco el veintidós de diciembre a las diez de la mañana.” Afirmativo. ¡Todo aclarado! Ahora mira tú este poema, que parece escrito por un espía: “A la par, tres somos cuatro. Y el quinto está por venir. Al sexto no se le espera y el octavo está en Madrid. ¿Quién es el siete? Petete. ¿Quién es el uno? San Bruno.” ¿A ti te parece, Mercedes? No te digo quién lo ha escrito para no abochornarle, pero tiene un premio regional (o quizá local) de poesía. ¡Que venga Gloria Fuertes y lo vea!

Bueno, a lo que vamos. A tu cuñada y a Pedrito no se les puede ir con poesías. La metáfora más simple les sobrepasa. Nada de códigos secretos ni mensajes en clave. Hay que hablarles clarito y que se lo apunten en la libreta, y aun así, conviene repasarles la lección para que no metan la pata. Quizá sean las consecuencias de una genética deficiente o de una inadecuada formación académica. Por suerte, Pedrito está obsesionado conmigo y me obedecerá a pies juntillas. Isabel es una aprovechada y necesita el dinero como el pan que se come. Así que también nos obedecerá. Pero tendrán que actuar en el momento preciso, sin adelantos ni errores. La exactitud y coordinación son imprescindibles.

Así que ayer pasé por la tienda y allí estaban los dos, con los brazos cruzados y pinta de aburridos. Cuando entré se les iluminó la cara, como si acabaran de ver a su ángel guardián. Me estaban esperando para cerrar el asunto. ¡Quieren hacerlo ya, y confían en nosotras! Isabel me explicó que se ha familiarizado con el subfusil, que cada noche lo monta y desmonta, y que luego se entrena poniéndose y quitándose el disfraz a la vista de un cronómetro. También tiene controlado el tiempo que le supone el recorrido entre la tintorería y el mercado, y desde allí a Viriato, y de nuevo al mercado, a la tintorería y a casa. Entre los dos han vaciado la tripa del toro y han sujetado el pellejo con plastilina y unos alfileres. También tienen preparada la escalera, las bayetas, el cubo y los alicates. Y mientras Isabel me lo explicaba, Pedrito sólo tenía ojos para mis piernas, así que aproveché para hipnotizarle con mis tacones, girando de improviso para que el roce de las medias hiciera saltar chispas en su cerebro. Total, que lo tengo en el bote y no creo que salga nunca más.

Les comuniqué cuál sería el día y la hora de la acción, y les advertí que fueran discretos, especialmente a la hora de gastar el dinero. No se debe hacer exhibición de nada aunque se nade en la abundancia (he aquí otra bonita paranomasia), por lo menos mientras el asunto se mantenga fresco. Así pues, acordamos que el reparto del dinero y las cuentas en Suiza lo gestionaré yo. Quienes llevamos años en el negocio sabemos muy bien cómo actuar.

Y ahora sólo falta que Marcial y compañía nos monten un buen pitote en Pamplona que mantenga ocupada a la policía mientras nos dedicamos a lo nuestro. Yo les puedo ceder algunas ideas, sacadas de la prensa de otras comunidades, sucesos de los que me entero cuando viajo en trenes y aviones, y que resultan inverosímiles. Recientemente, las fuerzas del orden de Canarias han estado liadas con el descubrimiento de no sé cuántos quilos de restos humanos quemándose en un descampado de Tenerife. Por lo visto se trataba de los despojos de un hospital que había subcontratado a una empresa de desechos para ahorrarse la cremación controlada de los restos de las operaciones. ¿Te imaginas? ¡Se me eriza la piel sólo de pensarlo! ¡Qué idea! Ya sabes que todo esto de la medicina legal (y de la ilegal) me pone…

Hasta pronto, colega.

Marta Cadenas

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