El Butano se tanga. Qué pasa, todo el mundo puede ejercer su derecho al tangue cuando ya no tiene más ganas. Del tirón.
Fuiste querido, Butanito, tú lo sabes. Recibe ahora este abrazo en la última voluntad de tu estertor, y procede a gasearte con la sabia acidez de los suicidas. Porque no hay tangue más pleno, más digno, que el de aniquilarse uno a sí mismo sin hacerle daño a nadie.