El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

John Smith estafador

Elisa Victoria Polígono Store— 10-12-2014

Tengo un perro enorme, un perro que acojona de verdad y que mira doblado a las multitudes que se frotan las manos cuando me ven llegar como si yo fuera el puto Club Megatrix. Ojalá pudiera llevármelo a todas partes, ojalá fuese ciega y me dejaran ir con él al instituto, tenerlo siempre sentado al lado con el ladrido a punto. Porque yo sola está visto que no me valgo.

Para entrar en mi portal hay que atravesar unas escaleras a las que les temo más que a una vara verde. Me suele recibir un séquito de lo más florido de cadenas de oro y chustas de grifa arrastrada. Voy colocando los pies entre sus rodillas y sus codos, porque se sientan como si estuvieran en el Bronx, esperando que el embrujo de John Smith frente a sus ojos haga efecto y me dejen vivir. Pero él también me falla, con todo el buen rollo que me había prometido. No tengo llaves y cuando mi madre habla por el porterillo ellos imitan la voz que sospechan debo tener.

Con la puerta ya abierta y el fiel animal a mis órdenes me debato desafiante entre devolverles un poco de canguelo o desaparecer cuanto antes como es mi estilo habitual. Me imagino el sabor de esta pequeña victoria y lo contrapongo con imágenes de todas las otras ocasiones que salgo a la calle sin perro guardián, no siendo más que un indefenso e irresistible receptor de collejas.

Me hago cargo de que la senda de mi humillación es larga y ancha. Y me esfumo.

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