Hola, hola, ¡cuánto tiempo! ¿Cómo va? ¡Aquí estoy otra vez! Quería enseñaros unas cosas que he sacado de unos artículos de la revista Más Allá. Creo que puede ser ameno para todos. Más Allá es una revista mensual sobre misterios que lleva ya veinticuatro años en marcha. La compraba cuando era jovencito y dejé de leerla durante más de una década. Ahora la he retomado con fuerza.

Vamos con algunos casos extraídos del dossier sobre el Antiguo Egipto ¹ :

En el dossier dedican un artículo a un arquitecto español que ha lanzado una hipótesis inédita sobre cómo se construyeron las pirámides. Una hipótesis, dejadme que opine, bastante sensata y redonda. El arquitecto ha dado en el clavo; creo que ha resuelto el enigma de las pirámides de una vez por todas. Por fin podremos desmontarlas y dejar el desierto diáfano.

La hipótesis se resume en el título del artículo:

¡A cambio de capas! ¡Vaya negocio!

—Arehare, ¿cómo levantaremos la pirámide?
—Por capas.
—¿Cuántas capas?
—Cuatro.
—¿Solo cuatro?
—¿Acaso te parecen pocas?
—No, no, muy bien, yo no digo nada…

Los egipcios eran unos ingenieros brillantes. Aún hoy nos cuesta comprender cómo lo hicieron. Este señor sostiene que lo hicieron por cuatro capas preciosas.

Este dato sobre la pirámide de Keops me ha gustado mucho, no tenía ni idea:

Cada día, la sombra se detiene inexplicablemente en la mitad de uno de los lados de la pirámide durante unos segundos. Por lo visto hay un ángulo oculto, la superficie se dobla sutilmente hacia adentro por la bisectriz. En realidad la pirámide es un “octógono estrellado”, según indican. Me parece muy elegante cómo la luz revela ese rasgo de la volumetría. Por unos instantes no comprendemos el mensaje de tan nítido que es. La luz nos habla demasiado claro. ¡Señora Luz, no es tan importante como para que lo pregone de esa manera! ¡Pare el carro, Dama Blanca! (Ojo, que la cosa se pone violenta.) ¡Refrene su verbo, candelera! ¡So, Dorada!

¿Y este viejo llamado Lepsius? Lepsius, a secas, como una especie de tritón o un deportivo. Me llamo Lepsius y soy un pesado, no me queda otra opción. Soy intenso como el mercurio. ¡Agarraos, que el viejo Lepsius viene a tomar café! ¡Buah, el coñazo de Lepsius! (Resulta que el señor tenía una vagina enorme entre las piernas, un chocho como una carpeta).

Y ahora vamos al artículo sobre manipulación mental ² :

El artículo abre con esta imagen a página completa. Más Allá lleva tantos años usando la metáfora de la mente-laberinto que hasta el monigote se ha cansado, de hecho parece que tenga los ojos llorosos. Si le preguntarais os diría: “Lo que me ralla no es el laberinto que tengo en la cabeza, es la puta metáfora del laberinto… Creo que ya es suficiente“ ³.

No sé si conocéis la historia de Phineas Gage, un ferroviario norteamericano al que una barra de hierro volante le atravesó la cara y el cerebro en 1848. El asunto es que los daños cerebrales causados por la barra no le afectaron a la inteligencia pero sí al carácter. Tras el accidente se convirtió en un cascarrabias y echó su vida por la borda. El caso de Phineas revolucionó las teorías sobre el funcionamiento del cerebro, fue un punto de inflexión en la historia de la medicina y la psiquiatría.

Así llegamos a esta foto que me ha dejado loco. Phineas posa sosteniendo la barra que le petó la cabeza. No me digáis que con el bombo que le dieron los científicos a su accidente no se le nota algo de chulería, algo de “dadme solo una palanca y moveré el mundo”, como si dijera: “¡Científicos, este es el camino correcto, un camino drástico! ¡La vía de la barra y el ojo fofo!“.

Fijaos si la pesca ha sido provechosa que tengo la alegría de comunicaros el nacimiento de una “idea” gracias a una imagen de este artículo:

Autohipnotizarse mirando fijamente la cadena del péndulo, no la plomada. Autohipnotizarse en corto. ¡No hay tiempo para bajar la vista ni un centímetro más, el movimiento de la cadena servirá! De hecho, estoy seguro de que si miras a la cadena caes en un trance más profundo. El castañazo te pega más fuerte.

Y terminamos con este joven asiático explorando los confines del pensamiento en la Barceloneta:

Estamos ante un empleado raso que ha perdido la cabeza. El chico se concentra en un surco con forma de interrogante (que ha sido trazado al revés para los lectores de la revista). No intenta comprender una fórmula matemática sino que se centra en el mismo signo del interrogante, en la pregunta como tal. ¿Qué pretende? ¿Perforar la estupidez? En esta escena han logrado un vacío que espanta, y voy más allá ⁴.

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Bueno, hasta aquí el artículo sobre el artículo. ¿Es esto piratería? Yo creo que un poco sí, ¿no? Sobre todo por los escaneados, el texto creo que no. En fin, ja m’encalçaràn los abogados de Más Allá…⁵

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_{¹ Más Allá_ núm. 280, págs. 28-32.
² Ibid., págs. 34-40.
³ Pues yo creo que no es suficiente, hay una evolución, el monigote está cada vez más pulido, más puro. La metáfora se repite a lo largo de los años, pero cada vez la formulan de un modo más sencillo, con menos ruido, más esto-es-solo-la-metáfora-de-la-mente-laberinto. A ver cómo resuelven el monigote en las Más Allá de 2030, por decir un año… Aún pueden eliminar el pen drive (que en realidad es un elemento de moda) y perfeccionar los bordes de las curvas del laberinto, que vistas de cerca fluctúan un poco por el pixelado. Os digo que aún no hemos salido del laberinto, queda mucho por limar.
⁴ Anunciar que profundizarás en la argumentación y quedarte ahí. Conformarte con el mero anuncio. Creer que los lectores tendrán fe en que tus argumentos realmente van más allá y que no es necesario exponerlos, que hay confianza ciega. ¡Y voy Más Allá!
⁵ Ja m’encalçaràn es una expresión mallorquina que significa “ya me pillarán” y se utiliza cuando has hecho algo irregular y sabes que es improbable que te hagan pagar por ello. ¡ Más Allá, ya me pillaréis! (Encima el tío fanfarroneaba. Luego le cayó una buena multa).}