Hola lector, ¿estás ahí?… Cucuuu, ¿lector? No tengas miedo, vengo en son de paz… He traído una hogaza de pan y algo de maíz… Cúcuuut… Me llamo Miguel, ¿cómo te llamas tú?… Tranquilo, solo quiero saber una pizquita de ti… Traigo ajonjolí… Cut-currut… ¿Hola?… Cut-purrut-pas-pzácertat… Pzácertat-logsia… PRAETA-PRE-PFAS-PRÚTCERTON.
No, no, qué asco… Olvidad el párrafo anterior, por favor. Ha sido una tontería. Encima he desperdiciado un montón de tiempo componiéndolo. Es ridículo lo que he tardado, lo que he llegado a borrar y reescribir…, qué vergüenza. Pero no lo retiro.
En cualquier caso «PRÚTCERTON» no está tan mal, así esdrújulo… Y el binomio «Pzácertat-logsia» es interesante aún ahora.
En fin, os traigo más imágenes. Mirad esto (calle Sierpes, Sevilla):
Por favor, ¿quién es toda esta gente? ¿Qué es esta arbitrariedad, esta mezcla disonante de imaginarios en los salones de juego? Entes terriblemente determinados a la vez que terriblemente arbitrarios. Huecos pero intensos, cáscaras recién enceradas. Cada pelele con su cliché de fortuna y diversión. No sé por qué motivo, pero se han tomado muchas molestias para diseñarlos, ha habido un sobreesfuerzo y una constante toma de decisiones. Vayamos caso por caso:
El césar hiperjuicioso (la boca insufrible de Susanna Griso) que espera que estés a la altura del juego que propone.
Bombos-mundo NO FACE (en su modalidad duende irlandés y Prosegur México). Ojo a la ambiciosa pirámide de naipes —todos inexplicablemente únicos y muy concretos— que maneja el bombo Prosegur México. Estos bombos están más cerca del símbolo geométrico que de la materia y sus accidentes. Mirad las manos flotantes del duende irlandés, por el amor de dios, ¡qué recuerdos! (?).
Italian Shakespeare. La marioneta burlona y escurridiza. Atención a la diferencia entre las manos: La mano-pomo y la mano «I’m waiting for you».
Los PAYASOS VELOCITY. Te salen al paso como remontando una loma. Y no está claro si eres tú, ellos o ambos los que estáis inmersos en la velocity.
El centurión bruto que sabe dónde está lo bueno. Los bajos instintos, etc. Mandíbula de ladrillo, mirada ávida… Un arquetipo lamentable que despierta la simpatía de algunos ludópatas. Orientado en diagonal hacia un objeto de deseo que está fuera de campo. Por algún motivo lo han puesto muy lejos del césar aunque compartan universo.
La pitonisa árabe. Climas de misterio sensual, ¿qué nos deparará el futuro? (posibilidad de un rostro quemado tras el velo).
¿Y este bombo del Gordo de Navidad que cae al agua? (calle Numancia, Barcelona) Aunque sea inviable, la FLOTACIÓN del bombo es concebible, o pensable, gracias a la resistencia granular conjunta de las bolas que alberga (una bola sola se hunde, pero si la acompañan sus amigas flota… Ya sé que es un delirio, pero dejadme que lo juegue). El agua burla la rejilla sin problemas pero no logra penetrar la masa de bolas y el bombo se mantiene a flote; ni siquiera queda colgado de las bolas, que permanecen en la parte baja como siempre. Tales son la dignidad y la inmutabilidad del bombo de lotería.
Termino con este cartel (calle Pelayo, Barcelona). Creemos ver mucho más de lo que realmente hay en la imagen. Es una escena futbolística, pero en realidad no hay ningún elemento intrínsecamente futbolístico. Casi todo está elidido. No vemos el chut, ni el balón, ni la portería, ni el campo… Solo se intuye un fragmento del graderío a contraluz y unos focos inundados por la luz rasante del atardecer; sobre todo se nos muestra una relación de tensiones corporales, muy escogida, que remite inequívocamente al fútbol. Es la elipsis de un gol. Han hilado muy fino en este cartel, y pienso que no hacía falta ser tan elegante, ¡si va dirigido a los enfermos que frecuentan la casa de apuestas! Incluso me atrevería a decir que, no satisfechos con la finura de la elipsis, se han permitido jugar al despiste con los puntos de luz: El sol justo debajo del sobaco del portero, combinado con la forma oscura del graderío, crea el efecto del brillo en una mesa de oficina; de repente el portero parece el empleado de la casa de apuestas noqueado por el puñetazo cruzado de un cliente desquiciado, ¡y encima el tío cae en dirección OPUESTA al puñetazo! ¡Ay, dios mío! ¡Esta imagen no te la acabas nunca!
Bueno, ya está, ya está… me voy (pero ¿de dónde me voy?). Gracias por estar ahí (pero ¿dónde cojones estáis?). Sois lo más importante de mi vida. Os quiero mucho. No os conozco de nada.