El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Los reyes pasan...

Frank G. Rubio Señales— 10-01-2014

Invito a la comunidad intelectual
a ser intérprete de los cambios que se están produciendo
y a ser guía del nuevo mundo que está emergiendo
en el orden geopolítico, económico, social y cultural.

Don Juan Carlos, discurso de Navidad del 2013

Tanto el funeral de Nelson Mandela como el discurso del rey de España, este último con ocasión de la Navidad del pasado 2013, han constituido peculiares y significativos fenómenos mediáticos de muy distinta resonancia. Diseñados como alucinaciones colectivas de corte configurativo y ejemplar (“portadoras de valores”) con utilidad política para las Oligarquías respectivas: Internacional y autóctona, la autenticidad en lo deleznable podría ser la mejor manera de calificar el multitudinario evento nacional de duelo en Sudáfrica; ocasión de convergencia física de los más diversos protagonistas políticos y mediáticos del granujerío mundialista. Pura “Razón de Estadio”.

Simulacro grotesco con la adecuada presencia del sagaz intérprete para sordomudos, al que en seguida se ha calificado de “esquizofrénico”, poseído sin duda, como arguyó al principio con lógica nativa quizás veraz, por la sombra del ínclito difunto: el siempre sonriente y paternal ex conducator sudafricano. Momento inquietante, letal para los babélicos Patrocinadores, donde el colectivo de sordomudos se consideró dramáticamente vejado por la inconclusividad, ambigüedad y fatalidad de los mensajes. La “divina locura” no es buena para comunicar y los hijos de un dios menor también están llamados al Gran Banquete del Impostor.

También ha habido un lugar entrañable y significativo para el deficiente mental que tripula, en apariencia, nuestro “Estado de Deshecho”, en el que ha manifestado sus intensas y futboleras inquietudes culturales. No más becerriles y contumaces que las de la mayoría de los usuarios y usuarias de la marca España. Educado por los jesuitas, masón presunto iniciado en México y con un historial de vida personal en sordina consensuada por los Mass Media, aún tiene muchas cosas inenarrables que aportar.

No es este lugar para juzgar la talla, ni valorar las obras, del fallecido político xhosa al que se rinde un culto tan grotesco e inauténtico como el que ha convertido en “daimones” globales de uso “humanístico” a personajes ínfimos como: Gandhi, Martin Lutero King o el Che Guevara.

Como en el caso del repelente Gorbachov, son muy distintos los juicios de los habitantes del país, que conocen de primera mano el asunto, que el que tratan de difundir los medios de desinformación masiva internacionales con sus patéticas, y cada día más inverosímiles, “verdades” multiculturalistas y “políticamente correctas”. El País, y no sólo él, dedicaba páginas y páginas de auténtica propaganda meliflua y estupefaciente a quien, para algunos más avisados posiblemente, no era otra cosa que un eficaz fichaje del MI6 británico.

En cuanto al discurso enlatado de su Majestad, de factura claramente elaborada y programática, una grabación a secas, ha pasado sin pena ni gloria por los receptores que “han acudido” a la pasiva y virtual convocatoria en número decreciente. Podríamos hablar, con referencia a la vivencia que el público receptor potencial ha tenido de esto, como de lugar común a evitar. Como mucho, carne de tertulia por unas horas…

Hay algo sordo e intenso que está erosionando las hasta ahora exitosas mecánicas de impregnación y de condicionamiento de la sociedad del espectáculo… La audiencia no es “listening”…

Porque aquí está claro que la opacidad de las masas a los mensajes, órdenes y sugerencias de sus élites, de la que hablaba Baudrillard, comienza a ganar la partida a los funambulismos que los “mediácratas” realizan día a día con el Imaginario utilizando las tecnologías audiovisuales y otras cositas vinculadas al “control mental” de las que en otra ocasión podemos hablar.

Pero en su defecto y de modo compensatorio aumentan las medidas draconianas de control: empobrecimiento mediante manipulación financiera y deuda, fiscalidad confiscatoria y sensible crecimiento de la vigilancia y la represión.

El programa está claro y no es fruto de la casualidad ni de la torpeza: provocar a corto plazo, por medio del agotamiento psicológico de la población, un cabreo mayúsculo auspiciando, tras la conveniente chispa, una revuelta que será cruelmente reprimida y permitirá auspiciar un cambio presuntamente drástico, a medio plazo, en las instituciones que en nada beneficiará a nadie. La izquierda participará activamente en estas etapas. Atención a las maniobras orquestales en la oscuridad que hablan de un relanzamiento de los grupos para-policiales que actúan bajo la cobertura denominada “ETA”. En el horizonte, a largo plazo, la restauración sobre las ruinas de las naciones europeas y de sus economías sociales e individuales del “sacro romano imperio”.

Última mistificación o fantochada antes de la masacre definitiva.

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