“Y algunos consiguieron regresar pero les llevó mucho tiempo.“
Salomas del espacio
R. A. Lafferty
Antes del 21 del 12 del 2012, designado por el calendario maya como la fecha del cambio de ciclo (cada ciclo en esta cosmovisión local tiene 5.126 años), verá la luz un film documental producido por Raul Julia-Levy, hijo del actor Raul Julia, que iniciará su rodaje el 15 de noviembre del presente año. Lleva un atractivo título: Revelations of the Mayas and Beyond. En él, a partir de documentos arqueológicos desclasificados por los gobiernos mejicano y guatemalteco, se darán a conocer al mundo entero pruebas verosímiles del contacto de los antecesores de la extinta civilización precolombina con habitantes de otros planetas. Se insinúa poder aportar evidencias, incluso fotográficas, de la existencia de estos proto mayas. Raul Julia-Levy prosigue: “Es un acontecimiento importante para la Humanidad, no sólo para Méjico. Esta información ha permanecido protegida durante 80 años (yo diría, más bien, “ocultada” o “sustraída”) y es importante darla a conocer ahora para que las gentes entiendan los eventos por venir y las consecuencias que estos tendrán para todos“. A mí esto me suena, queridos lectores y lectoras, sumamente ominoso. Será porque no leo con la frecuencia y la docilidad requerida los periódicos.
Esperemos que la revelación arqueológica en cuestión no tenga que ver con los Señores de Xibalbá, los custodios del peculiar mundo infernal maya. En el 2008, en la península del Yucatán, arqueólogos mejicanos han encontrado un extenso complejo cultual subterráneo. Compuesto por once templos, situados en el interior de vastas cavernas cerca de la aldea de Thatzibichen, incluye el hallazgo de una pirámide derrumbada bajo tierra y un camino subterráneo de cerca de 90 metros de longitud. Hay objetos datados 1900 años en el pasado. La localización, sita en medio de una jungla apartada de los caminos frecuentados, está en gran medida sumergida. Guillermo de Anda, responsable de la excavación, comenta que estas cavernas, donde se recopilaban arquitectónicamente las peculiares concepciones laberínticas y dolorosas sobre el inframundo de los mayas, inspiraron muy posiblemente sus escritos sagrados. “Las cavernas son umbrales naturales que dan a otros espacios, pudieron muy bien haber inspirado los mitos mayas. Están relacionadas con la oscuridad, el temor y los monstruos“.William Saturno, arqueólogo bostoniano, piensa en cambio que primero vinieron los mitos y luego los templos. El Xibalbá, consagrado al dios Jaguar, reproduce según los arqueólogos el infierno maya con la finalidad de demostrar su poder. Cree el ladrón, como decía sabiamente mi abuela, que todos son de su condición.
Cada dos por tres se hacen nuevos desenterramientos de múltiples y antiguas culturas, tan profanatorios como los que podían realizar los entrañables saqueadores de tumbas del pasado (hoy demonizados, como los fumadores o los taxidermistas), con la coartada del ethos científico y su supuesto beneficio “para la Humanidad”. Está por ver que esto sea verdad. Del mismo modo los descubrimientos astronómicos, cada día más alucinantes, dejan claro el mequetréfico carácter no sólo de nuestros conocimientos sino de nuestro papel en el curso natural de las cosas.
Los mayas, como muestran los frescos de Bonampak, de una belleza y crueldad exquisitas, no eran pacíficos ni democráticos. Conectarlos con los movimientos indigenistas teledirigidos por la CIA y los jesuitas (la otra Compañía) es una ofensa a la estética y a la inteligencia. La cabeza que en Internet se aduce —fotografiada presuntamente en 1930— como perteneciente a la cultura proto maya que supuestamente conectó con los “exteriores” no es similar a grupo racial alguno de América. Me recuerda los antiguos moais de la isla de Pascua o la supuesta y ciclópea cara de Marte (Cidonia). Semillas del futuro…
La construcción probable de un “rascasuelos”, obviamente subterráneo, de 300 metros de profundidad en la plaza del Zócalo en Méjico DF añade un toque de irrealidad más que significativa. “En secreto se excavan galerías —apostillaba Lovecraft— y por ellas caminan unos seres que más que andar debieran arrastrarse“. Sin duda bípedos de las postrimerías actuando ya sin reservas, guiados por cegatos, en pos del procedimiento Lemming.
Otros subterráneos, estos en Europa, construidos para albergar el superacelerador europeo de partículas, han visto el primer experimento (OPERA) que arrumbará en el sótano las doctrinas einstenianas. Los neutrinos existen y superan la velocidad de la luz en 10 nanosegundos. Stephen Hawking, que considera peligrosa la posibilidad de que nos encontráramos con extraterrestres (lo compara al encuentro entre españoles e “indios” en 1492), cree en la posibilidad de viajar en el tiempo pero sólo hacia el futuro. Una nave cuya velocidad se acercara a la de la luz podría alcanzar las lejanas estrellas pero su retorno ocurriría, por la ralentización del tiempo en ella, milenios (eones incluso) en el futuro. Esto, según Hawking, permitiría repoblar la Tierra si la vida se hubiese extinguido en el larguísimo intervalo del viaje.
Y yo me pregunto: si los señores de Xibalbá, los Predecesores, hubiesen salido de viaje y estuvieran por volver ¿acaso no los confundiríamos con extraterrestres?
Lo del Hierro es simplemente un pequeño indicio o detalle de lo porvenir. Alfo advendrá de las profundidades del tiempo y el espacio.
Además ¿no nos confundirían ellos con mucho más motivo y fundamento con cucarachas?
Si tienen éxito los planes de David Rockefeller, Benedicto XVI o Punset (por citar algunas de sus provectas y públicas luminarias) de constituir vía simulacros solidarios, de seguridad o climáticos, una granja planetaria mundialmente administrada, será como una especie de culto cargo a tan feroces y seguramente hambrientos visitantes. Creo que la sangre sí llegará al río entonces. Y habrá gran alegría.
Confrontemos pues gozosamente lo atávico y propiciemos los misterios del jaguar.
Será una Gran Noche, sin duda una Noche de Estreno.