Jersey de rombos, pantalón de pana, mis amuletos, la raya a un lado, la Font Vella medio litro, mi volante, una cruz delante de los ojos, soy español, no tengo miedo, llevo un taxi. Lo que más me interesa en esta vida son las noticias que dan en el telediario sobre la gente pobre de Liberia, Zambia, Badajoz; África en general, no distingo, conduzco seguro por la ciudad pensando en esa gente desdentada bebiendo a través de una pajita, creo que está muy mal que los negros y los pobres no tengan lo que yo tengo, que no puedan trabajar sentados como yo, en otros taxis tal vez, sobre una tapicería de calidad, aprendiendo algo nuevo todos los días. Por las tardes salen las parejas de los cines o de las tiendas de ropa, me hacen señas, me paran, algunos suben sin soltarse, unidos en lo físico en el asiento de atrás cada uno mirando por una ventana viendo las fachadas, los escaparates, el cielo rápido por encima de los edificios, completando con sus mitades la información de las dos aceras, acabándose el mundo; los veo por el retrovisor, no me tienen en cuenta. El taxi soy yo. Creo que en esta vida tienes una oportunidad y ya, y fuera. Creo que la clave de la felicidad está en la comunión con la naturaleza, en el silencio y en la ociosidad del espíritu. Espero lograr esto algún día. Mi canción preferida es “Tocar madera”, de Manolo Tena. Alguien me ha dejado una fotocopia sobre el capó en la que pone: “experimenta, sé proactivo, siente la pasión, visualiza tu éxito”. El verdadero lujo reside en inventar nuestra propia vida. A todos los taxis de mi flota los patrocina la bebida energética BRÍOS. La bebida energética BRÍOS te da ese pequeño extra que necesitas para encarar la jornada con garantías. Con BRÍOS llegas siempre más rápido, más alto, más fuerte. Lo tengo escrito en cuatro puertas y en el parabrisas por fuera: BRÍOS. Dentro del coche no hay nada escrito; dentro estoy a salvo, afuera me acecha la muerte, la dentellada. Tengo un GPS que habla. Me lo compré cuando empezó la moda. Sólo lo enciendo dos minutos al día, al caer la noche. Marco siempre la opción de la voz femenina. Puedes elegir entre la voz de la chica, la del chico, la del profesor y la de Alvin, de “Alvin y las Ardillas”. La chica de la opción de la voz femenina se llama Bridget porque mi GPS es de importación de los Estados Unidos de América. Bridget me guía durante el último tramo del trayecto, cuando ya estoy a punto de llegar a casa. “Gire ahora a la derecha.” Me vengo muy arriba cuando la oigo, para mí ha sido un descubrimiento importante. “Continúe veinte metros y gire a la izquierda.” Ser taxista es lo mejor que me ha pasado. Siento que en esta vida estoy algo solo, pero hay gente que está peor: los negros y los chinos sin dientes. Yo estoy bien. “Siga recto y llegará a su destino.” Estoy en el paraíso.