El Butano Popular

Librepensamiento y explicaciones

Bimba Bosé, Bimbo Punset

Borja Crespo Historias de amor (y apocalipsis)— 09-12-2011

Más de uno se ha quedado boquiabierto, ¡oh, cielos!, al ver al entrañable Eduard Punset, esa fuente de sapiencia, esa fuerza de la naturaleza, anunciando pan Bimbo en la ventana electrónica. Mira que este sabio ser de verborrea impagable puede publicitar sin remilgo cosas relacionadas con su discurso de filósofo de hoy en día, de explorador de nuestro tiempo, de gurú de la autoayuda; pero no, le ha dado por piropear el pan de molde, esponjoso y tal, y se ha quedado tan ancho. Tan ancho, oigan. “No se queda duro“, dice sobre el manjar, y uno se lo imagina también poniendo rostro a un spot incendiario de Viagra, iluminado, rompiendo con todo, subiendo las estadísticas de fornicio en los geriátricos y el planeta entero. Al menos su imagen de geniecillo cabal no promociona fondos del tesoro, ni alguna oferta inmobiliaria de esas que nos han arruinado, en la costa levantina, sólo para burgueses paletos, o proyectos de…

Bimba Bosé, Bimbo Punset. Me viene semejante chorrada a la cabeza, y veo un símbolo de la modernidad, quizás mal entendida, digerible por la gran masa. Punset puede hacer lo que le salga de las gónadas, porque lo vale, y la publicidad de marras tiene su gracia. Entramos en la discusión habitual de quién se vende a quién. El maestro Eduard no come del pesebre público, ya fue político y enseñó el trasero: todos tenemos un lado oscuro, pero estuvo con Suárez, de lo más decente dentro de lo indecente. Está donde está después de años de cultivo interior, sin dar bandazos ni signos de caciquismo e irresponsabilidad. Es fácil llamar vendido al personal cuando falta sentido del humor y no hay un conocimiento real del estado de las cosas. Lo comparo con ese artista subvencionado, autoproclamado maldito, que en toda entrevista en el blog de su abuela se mete con el espectador que no le entiende y afirma y reafirma que hace arte para él, que no piensa en el público, ¿para qué? Se masturba, disfruta consigo mismo y nos salpica. Con nuestro dinero. Somos putas. Ponemos la cama. Yo.com. Un vendido a sí mismo. Un ego desproporcionado, vacío y aburrido. Acabemos con seres tan nocivos y amemos a Punset. Se ríe de sí mismo —y sus fanáticos— apretando con su dedo fálico el pan blanco con risilla de sátiro. Tiene los santos cojones de gastarse los beneficios del anuncio alimenticio en una fundación. Eso sí es compromiso y no lo de Toni Cantó.

Bimba Bosé, Bimbo Punset. De mayor quiero ser como él. Este hombre tiene pinta de durar milenios. Inmortal. Capaz de mirar a los ojos sin vacilar, vacilando, a Jodorowsky, a Cronenberg, a tantos sujetos admirables de mente efervescente… Además luce su alopecia loca con arrojo. Un solidario. Un cachondo. Me voy a escuchar a Los Punsetes. Lo de la Bosé es un chiste malo, lo sé…

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